ACERCA DEL FÚTBOL Y EL "ABORREGAMIENTO" NACIONALISTA DEL HINCHA:

Concuerdo con Fernando Marías en su pensamiento aunque su crítica no suele tener selectiva profundidad; muy de acuerdo al decir él que el fútbol es «vanitas vanitatis» (vanidad de vanidades) pues hoy se eleva al fútbol como al de una «religión», una religión desproporcionada, ciega y sin rumbo que cuenta con un poder laico interesante, un Dios auto-crucificado en la imagen de Maradona, Messi o Guerrero , un Espíritu santo, la FIFA o la FPF en nuestro contexto, junto a esos arcanos profetas que serían los árbitros, jueces, directores técnicos y por supuesto, unos hinchas que se comportan como devotos feligreses, creen en la deidad sin uso del «Logos» o entendimiento (salvo excepciones) , todos detrás de aquel becerro o balón de oro emitido en la televisión o caja boba.

Salvador Pániker nos menciona algo más orientado a la «communitas» o sociedad; nos dice el autor español: «¿Fútbol? ¡Panem et circenses! Es un negocio desmesurado y aborregante. En él se descansa de las ocupaciones del día, pero también es un lugar donde conseguirse una identidad colectiva: esta adhesión a un equipo es una necesidad antropológica. Poderte enajenar es un descanso ontológico, y los intelectuales han encontrado su coartada al culturizar el fútbol, con lo que además aparentan democratizarse».

Y el menciona intelectuales pues muchos de ellos eran seguidores de este deporte de la bola; uno de ellos era Albert Camus, que sorprendentemente tenía 2 grandes amores, las salas de teatro y los estadios de fútbol y él se refiere a ellos con la viva voz de “lugares que amé con una pasión sin igual”. (Escuchar esto me sulfura.)

Y es que de alguna manera el hincha intenta llenar ese estado cóncavo a un nivel macro o colectivo, aquella carencia propia que enajena y a la vez exalta el espíritu humano, (retomaré en otra publicación sobre el dilema de la carencia), se trata definitivamente, de un estado introspectivo que se va traslucir en emociones crepitantes pero el tema es más extenso y complejo.

Para finalizar, yo creo humildemente que existen otras “pasiones” de las que realmente podemos sentir un orgullo genuino sin denotar el característico complejo de inferioridad xenofóbico y clasista del hincha o nacionalista peruano; la gastronomía, literatura, música, danzas o literatura por mencionar algunos (que son muy bien reconocidos a nivel mundial), pero definitivamente el fútbol no es algo para sentir orgullo pero si para hacer «catarsis» (desfogue o purificación emocional); es decir, tiene un valor netamente pragmático y para ser sinceros, me encanta ver que todos vibramos al unísono al ver un partido, como toda pasión esta no se racionaliza sino simplemente se vive, citando a Pascal: "El corazón tiene razones que la razón no entiende”.

#fútbol


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