Rafael Alvarado y su nostálgico "Pétalos de Azucena"

Eran un domingo frío de mayo cuando me topé con unos versos que en tu piel yo escribí, versos poco conocidos de Rafael Alvarado de su libro "Pétalos de azucena" que una vez te regalé, tiempo pretérito donde nuestros besos eran prohibidos pero nuestras promesas eternas, me dijiste que te gustaba recitar mientras tus trémulos cabellos ondeados caían en el poemario, lentamente pasabas las páginas bajo tu diáfana desnudez contorneándose, créeme, nunca había visto algo tan mágico, debo admitirlo, nunca me habían recitado tan bonito, mujer de mirada de muñeca.

Y entre òsculos en zonas que solo tú conoces queda esta breve reminiscencia, momentos eternos de un ayer grabados en lo más profundo de mi memoria y también en el corazón. Si el ser humano no coleccionara recuerdos, momentos, historias, dichas, penas, sonrisas etc. ¿Qué sería de su existencia?. Soy el remedo infatigable de un céfiro trovador o mejor dicho, un coleccionador de historias.

Dejo plasmado el mencionado verso, al final de cuentas, si no sientes, no vives, y existir es sentir. Y aunque ahora escribas mis versos en otro cuerpo puede que el poema se lea distinto pero al final de cuentas, sea como sea, soy tu más grande inspiración. 

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