EL MITO DE CUPIDO Y PSIQUE
Cupido, Eros para los amigos, cefalea de toda dama. Arco en mano, dispara dardos envenenados de deseo y concupiscencia al primero que pasa, por puro capricho. Aquí lo tenemos, tensando el arco, maquinando atravesar tal cual viento del norte tal vez tu corazón.
La historia cuenta que su propia madre se sorprendió al comprobar que su hijo no crecía y se mantenía como un niño. Entonces, ella consultó el Oráculo de Temis, que le respondió: “El amor no puede crecer sin pasión.”
En la Tierra de los humanos vivía una princesa llamada Psique (Alma), a la que Venus envidiaba por su gran belleza. Sin embargo, esta bella mujer no lograba enamorarse de nadie.
Un día, Venus envió a su hijo Cupido a eliminarla con sus flechas. Pero Cupido, al verla, se enamoró profundamente de ella y creció hasta convertirse en un apuesto joven.
Contra los deseos de su madre, se casó con Psique y fueron muy felices, hasta que ella, incitada por sus hermanas, rompió la prohibición impuesta por los dioses: miró a su esposo siendo ella una simple mortal.
Como castigo, Psique fue alejada de Cupido pero fue tanto lo que luchó que, finalmente, el Olimpo la convirtió en diosa para reunirse con Cupido.
Desde entonces, el amor ha sido simbolizado por dos corazones atravesados por una flecha: la flecha de Cupido.
"Amor omnia uincit", reza el adagio latino, ante ello solo nos queda envolvernos en aquella telúrica pasión crepitante.
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