Aquel trinar de nuestros corazones

“Y aquella tarde naufragué por el mar de tus pupilas,
te abracé como si la vida te arrancará de mí,
la plateada luna y el mar nos acompañaron,
y comprendí que tenías cierta dosis de café en tus ojos
pues esa noche no pude dormir.

Mi sueño se desvaneció por entero,
no he de olvidar tu bella mirada de muñeca,
tu ensortijado cabello bailando al viento,
al unísono de nuestros corazones que latían con rabia,
me fascinas, me enloqueces,
simplemente tu ternura me hechiza el alma.”

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