Una reflexión existencialista junto a José Pablo Feinman

Y COMENZÓ EL 2018 (Una reflexión existencialista.)

Amigos, colegas y familiares, terminó el año y comienza el 2018, yo no les deseo un “feliz año”, eso sería adjetivizar e instrumentalizar el concepto quimérico de la “felicidad”; al contrario, yo les deseo que "hagan felicidad” en cada día que acontezca, que todo lo que toquen sea bendito, ya sea persona, objeto, cosa o sueño. Y es que la felicidad no debe ser un adjetivo sino un verbo, no un simple concepto abstracto y frío; sino algo que se venga “creando”; “haciendo” o “sucediendo”. Solamente aterrizando la felicidad de las nubes podremos materializarla y ser “felices”, y claro, la felicidad al final es transitoriedad, no una meta sino un viaje que se disfruta lento. Hagan momentos felices este 2018, eso deseo de todo corazón.

Y comparto una reflexión de José Pablo Feinmann, en donde nos recuerda que nosotros somos los únicos arquitectos de nuestro destino, así como el artista crear un imagen en mármol nosotros tenemos aquella capacidad de “cincelar” nuestro devenir a nuestro gusto, aquella finitud que todos tenemos es justamente la piedra angular para “des-aprender”, “aprenhender” y “des-cubrir” mejores opciones más viables, no se trata de solo existir, sino de “existir bien” pues cuando algún día nos alcance la muerte, está cortará toda posibilidad de elección y solo en esta vida podremos elegir; he ahí el concepto de Heidegger sobre el Dasein y sus múltiples posibilidades; decía el: “El Dasein no es realidad; es justamente posibilidad” y siempre hay una posibilidad que está presente en todas las posibilidades, que es la posibilidad de morir o fenecer.

No obstante; siendo nuestra vida tan corta, cada elección que hagamos será única e irrepetible, por eso somos valiosos, porque en cada momento que realizamos alguna acción esta nunca retorna, se pierde en el tiempo para siempre ya sea para algo provechoso o algo que no nos aporte nada, parte de nuestro devenir existencial debe enfocarse en vivir plenamente y materializando cada sueño; la idea es, tener una existencia auténtica y libre, sin ataduras, apegos ni nada. Ser mortal, finito y saber que moriremos algún día es lo que nos angustia, pero a la vez nos llena de dicha pues eso nos exalta inclusive hasta el nivel de los Dioses, aquellos que repiten hasta la náusea su existencia, ellos vivirán para siempre, nosotros no, ahí radica nuestra valía y autenticidad. Feinmann dice: “cada momento de nuestra vida es precioso”, yo lo creo firmemente.

Termino esta publicación con mi cita preferida de Pico della Mirandola con respecto a la génesis del hombre, exquisita para comenzar un nuevo año.

“Cuando Dios terminó la creación del mundo, empieza a contemplar la posibilidad de crear al hombre, cuya función será meditar, admirar y amar la grandeza de la creación de Dios. Pero Dios no encontraba un modelo para hacerlo. Por lo tanto se dirige al primer ejemplar de su criatura, y le dice: “No te he dado una forma, ni una función especifica, a ti, Adán. Por tal motivo, tendrás la forma y función que desees. La naturaleza de las demás criaturas la he dado de acuerdo a mi deseo. Pero tú no tendrás límites. Tú definirás tus propias limitaciones de acuerdo con tu libre albedrío. Te colocaré en el centro del universo, de manera que te sea más fácil dominar tus alrededores. No te he hecho mortal, ni inmortal; ni de la tierra, ni del cielo. De tal manera, que podrás transformarte a ti mismo en lo que desees. Podrás descender a la forma más baja de existencia como si fueras una bestia o podrás, en cambio, renacer más allá del juicio de tu propia alma, entre los más altos espíritus, aquellos que son divinos”

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