Kafka y la muñeca Viajera:



Un detalle curioso del excéntrico Franz Kafka es que pidió a su amigo Max Brod que quemara todos sus manuscritos no publicados tras su fallecimiento. Brod no cumplió con los deseos de Kafka, guardando sus trabajos y publicándolos de forma póstuma. Ante ellos se rescata oralmente una breve anécdota la cual plasmo a continuación:

Cuenta la historia, que Franz Kafka, se encontró con una niña en el parque al que se iba a caminar todos los días. Ella estaba llorando, había perdido a su muñeca y estaba desolada.
Kafka se ofreció a ayudar a buscar a la muñeca y se dispuso a reunirse con ella al día siguiente en el mismo lugar. Incapaz de encontrar a la muñeca compuso una carta “escrita” por la muñeca y se la leyó cuando se reencontraron.

“Por favor no me llores, he salido de viaje para ver el mundo. Te voy a escribir sobre mis aventuras “. Este fue el comienzo de muchas cartas. Cuando él y la niña se reunían, él la le leía estas cartas cuidadosamente compuestas de aventuras imaginarias sobre la querida muñeca . La niña fue consolada.

Cuando las reuniones llegaron a su fin, Kafka le regaló una muñeca. Ella obviamente se veía diferente de la muñeca original . Una carta adjunta explicó: ‘mis viajes me han cambiado … “

Muchos años más tarde, la chica ahora crecida, encontró una carta metida en una grieta desapercibida dentro de la muñeca . En resumen, decía: ‘Cada cosa que amas, es muy probable que la pierdas, pero al final, el amor volverá de una forma diferente’ “

Kafka y la muñeca: "La omnipresencia de la pérdida".




 
 

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